La sangre, los polvos, los muertos

-----Casi de noche-----

-Ya es hora de parar, hemos andado mucho -Eso dijo el niño a su padre-. Estamos muy lejos de casa y pronto haré oscuridad y haré miedo y hambre. Haré al bosque chascar las ramitas bajo nuestros pies y mover las hojas al aire y que los búhos ululen y llenaré el cielo de estrellas -continuó el niño.
-No -dijo el padre-, eso no lo haces tú, hijo, eso ocurre sólo y tú lo sientes, pero tú no puedes provocar todo eso.
-Sí hago que ocurra, Papá. Ahora haré que caiga la noche y la helada para que paremos aquí y me abraces. Porque este es mi sueño.

-----Dice Sayidi-----

Tras beber a cuatro patas el agua caliza que manaba de entre los juncos El Cid Campeador se sentó y escupió una gamba de agua dulce que se había quedado en el hueco de una muela que le venía faltando. Allí mismo, sobre aquellos cotorros, luego de cientos de años después Iberdrola construiría cientos de molinos de viento y nublaría el paisaje y ya nunca más nadie podría estirar la vista. Pero él todavía podía y la estiró y también recordó versos de Machado que todavía estaban por escribir sobre la estepa castellana, su destierro con doce de los suyos y polvo y sudor y hierro.
Y le vinieron a la mente las palabras de Chang Tzu que todavía estaban por conocer y pensó en lo de expresarse del todo, como la lluvia o como cuando hace viento y luego dejar que salga el sol. Al fin y al cabo el mundo está fuera de nuestro control y además -se inclinó hacia adelante y se miró en la placa de plata del agua, su pelo se caía a pedazos pero su barba fluía- ya casi no conocía al que le observaba desde abajo, esa silueta, eso huesos... Pero eh, se dijo, aun así, algunas mozas que visten de vaqueras me sonríen. Mis ideas ya no se renuevan, solo se oxidan, tengo sueño al atardecer y me despierto a medianoche con el vibrato de la oscuridad.

-----Viviendo de memoria-----

El drago es un árbol que cuando es joven tiene la piel lisa y con el tiempo cuando envejece se le arruga en profundas estrías. Como dragos, nuestra infancia es primero lisa y luego se nos arruga. A mí se me arrugó, y ahora busco entre los pliegues los lunares y las pecas y las cicatrices que me hice y que sé que deberían estar ahí, como aquella con una sierra cortando un tronco para construir un tipi indio, que nunca acabamos, porque cada día queríamos construir una cosa distinta y porque perdí a mi amigo Sergio y le necesito para terminar la construcción, mas o menos sé cómo son los planos y los materiales, pero sin él nunca podré finalizarla. Un día traté de hablar con él, le invité a casa y comimos sin embargo no pudimos encontrarnos.
Me dijo un cocinero que todos comemos con la memoria, que no es mejor un guiso que otro o un arroz que otro, es solo que tratamos de buscar aquel que tenemos en la memoria. Imagínate que también viviésemos con la memoria y nos pasásemos la vida buscando el primer guiso. Yo busco el olor de la resina de los chopos junto a la casa y las patatas a la importancia que guisaba mi madre, eso sí que era rico.

-----Chucuchú-----

Mi hijo construye un artilugio compuesto por un globo y un hilo
y esto supone un crecimiento de 3 puntos del PIB nacional,
de esta forma el globo al liberar el aire vuela y bufa como loco,
según la estimación del Instituto de Contabilidad Nacional Anual.
Pero el hilo lo sostiene y mi hijo sueña que es el domador de un dragón enloquecido.
A veces le miro y el me mira, y siento que las piernas se me hacen dos fideos.
La Agencia Tributaria estudia incrementar al 10% la deducción en el IRPF,
yo, el mayor, siento no estar a la altura del pequeño.


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